martes, 1 de marzo de 2011

Isla.

Estrecharé tu cintura ligera
con miedo de perder cosas de vidrio
Vacías estancias del crepúsculo
infiernan rojos rubis de espumas
y toda temblorosa fúlgida plata
me convoca la encarnada concha lisa
Esta isla de piedra sobre la lámina
del mar de Lapamán en quieto instante
detiene el color cesura de infinito
o absorta suspensión de tránsitos
Bocinas incendiadas de silencio
prorrumpen en estrépito callado
La ola no revienta está inmóvil
detenida en el proceso de cogerte
Monumento de sí mismo el sol se detiene
y su fulgor de fuego que llamea
se fija en brasa o moneda estática
Quedó quieta la gaviota la dorna absorta
Naufragó en mi verso tanto instante
Por qué he de rasgar este aire de mármoles
ceñiré tu talle y en un asombro
de carnes todo volverá a ser móvil.


De "El fin de un canto".


Este poema trata sobre el amor, aunque podemos interpretarlo como un poema referido al mar.

 





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