-El viento en un violín: Mujeres que se aman, buscando desesperadamente un hijo. Madres con hijos, desesperadas por asegurarles la felicidad. Hijos desorientados, desesperados por encontrar su lugar. Historias de seres ricos y pobres buscándose la vida. Y el amor que lo atraviesa todo, que todo lo permite, lo bueno y lo malo. El amor de pensar la vida de otra forma y aceptarla tal vez, en nombre del amor.
-Sans Objet:“No saber lo que vas a ver es una de las mejores maneras de ir al teatro”. AURÉLIEN BORY
“La relación entre el hombre y la máquina está evolucionando muy rápido. No es cuestión de juzgarlo, sino de aceptarlo” dice Aurélien Bory (Colmar, Francia, 1972), creador que disfruta sorprendiendo a su público con un arte espectacular que mezcla circo, danza y teatro visual. Ante sus singularísimas puestas en escena, la crítica internacional se cuestiona: “¿Hablamos de teatro, de nuevo circo, de danza, de nuevas tecnologías? De todo tienen sus propuestas, pero de lo que sí podemos hablar es de prestidigitación escénica, de auténtica magia, de ESPECTÁCULO, así, con mayúsculas”. En Sans Objet este creador francés, científico y hombre de circo, explora el vínculo cada vez más ceñido, pero no por ello más comprendido, entre los seres humanos y la tecnología. En el escenario, como una extraña figura mitológica, un robot de la industria automovilística que trae a la cabeza imágenes de la ciencia ficción de los años setenta. Fuera de su contexto, “sin objeto - sin sentido”, este poderoso brazo articulado se convierte en un actor, en un intérprete más junto a Olivier Alenda y Olivier Boyer, que emprenden un diálogo coreográfico de desbordante poesía. Sans Objet recrea con humor y poesía un espacio cada vez más familiar, aquel en el que los robots se humanizan y los humanos se robotizan. Sin palabras, el cuerpo de los intérpretes se convierte en herramienta de comunicación, en materia viva que baila, lucha, juega, pierde y gana frente a la perturbadora energía de ese brazo de metal.
-La caída de los dioses: El director de escena Tomaž Pandur rinde homenaje a Luchino Visconti con una versión teatral de la película La caída de los dioses.
Es la historia del declive y la descomposición de una aristocrática familia alemana, propietaria de una poderosa acería, en los primeros momentos del tercer Reich, al hilo de acontecimientos como el incendio del Reichtag. Los Essenbeck, que se han debatido entre el apoyo y el desprecio al partido de Adolf Hitler, se enzarzan en una sangrienta lucha por el poder tras el asesinato del patriarca, el barón Von Essenbeck.